sábado, 13 de octubre de 2007

BIENVENIDOS


EL CRISTO DE PACHACAMILLA UNA HISTORIA DE FE

Un 13 de noviembre del año 1655 un poderoso terremoto sacudió la ciudad de Lima sin causar daños ni al muro ni a la imagen del Cristo crucificado pintada en él por los angolas.
Desde ese momento se incia la fe en esta imágen, que hasta nuestros días se sigue incrementando.
Te damos la bienvenida a esta interesante historia llena de fe, amor, pasión y tradición; en la que cada año en el mes de octubre, los Peruanos nos volcamos a la calles para rendir tributo y demostrar nuestra fe en Cristo; a través de la advocación en la imagen del Señor de los Milagros.
A través de este blog conoceras la historia de la imagen, sobre la procesión, el culto, la hermandad y muchas cosas más que te harán renovar tu fe en nuestro Señor Jesucristo.

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CULTO AL SEÑOR

CULTO AL SEÑOR DE PACHACAMILLA, ¿UN DIOS AFRICANO?

El estudioso Fernando Romero hace notar que la interpretación de la imagen no se puede abstraer de las supervivencias de las religiones africanas. Ntu, por ejemplo, no sólo es fuerza universal, sino también es ser supremo. El concepto metafísico occidental del Dios católico no ayudó al negro converso a que precisara mejor aquella idea difusa sobre qué es lo que constituye la naturaleza del Ente por sí mismo divino. Dentro de la iconolatría en que cayó, la imagen que representaba al que parecía ser el Sobre Todos de los dioses blancos era para él la de Jesús en el Calvario, y esto no ocurrió solamente con los bantúes, a quienes me estoy refiriendo: también en el sincretismo yoruba-católico fue Cristo quien representó a Obatalá.

María Rostworowski, por su parte lo relaciona con la divinidad llamada Pachacamac "aquel que mueve al mundo" y que es por esencia patrón de los temblores. En sus investigaciones ve que en las raíces de la devoción al Señor de los Milagros, hay una base y origen indígena, un vehículo negro y su adopción posterior por el elemento criollo. Es en estos principios, que encontraremos luego -señala Rostworowski -, la formación de la simbología de la composición racial del Perú, fundida en una devoción como síntesis homogénea de encontrar una identidad nacional. La piedad popular ante el Señor de los Milagros está manifiesta en el acto voluntario a su devoción.

Lo que surgió en un terreno privado luego tomó carta de ciudadanía entre los fieles, mereciendo reconocimientos populares y oficiales. Si bien el P. Manuel Marzal, SJ. reconoce por un lado la función protectora contra los temblores del dios de Pachacamac, afirma que cuando se reza al Señor de los Milagros, no se piensa en el dios Pachacamac, sino que, se piensa en Jesús, hijo de Dios, muerto en la Cruz por el hombre.
Todas las grandes devociones populares, afirma Marzal, como las del Señor de Huamán en Trujillo, el Señor de la Soledad en Huaraz, el Señor de Burgos en Huánuco, el Señor de Luren en Ica, el Señor de los Temblores en el Cusco, tienen un carácter interétnico y así van a constituirse en el símbolo del Perú mestizo que nace, a pesar de la división de dos repúblicas (india y española) y que se mantuvo durante todo el virreinato.

CULTO AL SEÑOR DE LOS MILAGROS

El culto al Señor de los Milagros viene de un sencillo galpón y ganó importancia y relieve. Tienen hoy dentro del catolicismo popular, no sólo vigencia, sino actualidad. Todos están de acuerdo en señalar que no hay devoción más compenetrada con nuestros usos y costumbres que la del Señor de Pachacamilla. El Señor de los Milagros es símbolo - imagen. Es la proyección y recepción de deseos y necesidades. Es fuente de anuncio y acepta promesas. Con Él se comparte el dolor y la pasión histórica del Perú. Es el símbolo del Perú. Originalmente fue invocado para defender Lima y sus contornos de temblores. Hoy es invocado contra carestías y cualesquiera otras calamidades. Humildemente se le suplica alejarnos de todos los males del alma.

Su imagen está presente al interior del país, como en distritos de Lima, en todos ellos hay devotos y testigos por favores recibidos. Tienen sus propias hermandades que vestidos con el tradicional hábito morado, sacan su réplica en procesión por las calles del barrio. Peruanos residentes en Argentina, Chile, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Panamá, entre otros países, han formado hermandades y en santa procesión, recorren zonas céntricas de aquellas ciudades. En Estados Unidos se registran varias hermandades, destacándose la de Nueva York con cerca de treinta años de establecida, tiene sietes cuadrillas y cuenta con veinte sahumadoras.
Es el color de la Cuaresma y del Adviento, épocas de preparación y penitencia de la Iglesia. Simboliza por otro lado, la austeridad, la penitencia y el sufrimiento. En el caso del Perú, mencionar el color morado, es automáticamente hablar del mes de octubre y puntualmente del Señor de los Milagros. Se acepta como origen del color morado, la versión transmitida en 1709 por el P. Fray Blas Duares, confesor de la Madre Antonia Lucía del Espíritu Santo, fundadora del Instituto Nazareno, quien le confió, "que estando una noche en oración, vio que el Señor vestido con su túnica morada llegaba a ella y le cortaba las trenzas de los cabellos y le ponía una túnica morada... al mismo tiempo le decía: «Mi madre ha dado su traje de pureza para hábito de otras almas, y yo te doy a ti mi traje y hábito con que anduve en el mundo. Estima mucho este favor, que a nadie he dado mi santa túnica». Volviendo en sí la sierva de Dios, se vio vestida de Nazarena".







LA PROCESIÓN

LA PROCESIÓN
En todos los pueblos del mundo se han hecho procesiones. Los hebreos las hacían muy frecuentemente. Son un acto de fe. Clero y especialmente el pueblo se unen desde el origen del cristianismo en procesión.En el calendario religioso del Perú, figuran muchas procesiones, en todas ellas el pueblo vive y lleva en triunfo su venerada imagen. Sin duda, la que más resalta entre perfumes de incienso, es la del Señor de los Milagros que arrastra por calles limeñas a miles de almas. La primera procesión fue a raíz del terremoto del 20 octubre de 1687. Sebastián de Antuñano sacó una réplica de la imagen y junto a devotos congregados en su ermita, que habían buscado refugio, recorrieron las principales calles de Lima. Es así como nace la Procesión del Señor de los Milagros. Al conmemorarse el primer aniversario del terremoto del 28 de octubre de 1746, la imagen tomará la costumbre de salir el 28 de octubre, visitando calles, templos, monasterios y hasta ramadas. Hoy día, un mar morado sigue devotamente al Señor de los Milagros, portado en andas avanza lentamente. Va bamboleante y haciendo venias. De balcones antiguos y edificios modernos, decorados con guirnaldas y cadenetas con clásicos colores blanco y morado; caen lluvia de pétalos y papel picado para festejar su presencia. Repique de campanas y bombardas acompañan sus pasos. Siempre cerca al Señor, el incienso de las tradicionales Sahumadoras, como sentidos cánticos de sus Cantoras y los miembros de la Hermandad, van anillados en su clásico culto revestidos con sus moradas vestimentas y rodeados de cirios. Al sonido del "martillero" marca el paso de la procesión y a la voz de ¡Avancen hermanos! Se da el recorrido. Son pasos difíciles de imitar. Levantar el anda, es para los hermanos un dolor sublime. Con paso firme recorren las calles de Lima, Hermanos, Cargadores y Mistureros, visitando en los últimos años diversas zonas de Lima. Alfombras de flores multicolores elaboradas por Clubes de Madres y Comedores Populares de Lima y Callao, convocadas especialmente, marcan últimamente el camino del Señor. Hombres, mujeres, ancianos y niños caminan apretujados unos con otros sin importarles el calor o el cansancio. Penitentes, pies descalzos, lágrimas de fieles, plegarias al cielo e interminables aplausos dan marco a una procesión esencialmente popular. Detentes, hábitos, calendarios, rosarios, anillos, velas, cordones blancos, gorras, estampitas, son adquiridas por sus devotos. Combinados de arroz con pollo, tallarines, papa a la huancaina, están presentes. Anticuchos y picarones, provocan una gran humareda, mucho mayor que las sahumadoras. Mazamorra Morada y también el Turrón de doña Pepa, que la morena doña Josefa Marmanillo por el 1800 nos legara el tradicional dulce, producto del amase de la harina y miel de chancaca. Año a año las escenas se repiten por doquier.
Devotos cargados de emoción acompañan al Señor de los Milagros durante horas. El acompasado movimiento impreso por los cargadores del anda, da a la imagen un ritmo de humano movimiento, mientras que sus cantoras repiten el Himno al Señor de los Milagros.

HISTORIA


NACE EL SEÑOR


En el siglo XVII, unos negros de la casta de los angola, constituyeron una cofradía en el barrio de Pachacamilla, llamado así, porque allí habitaron unos indígenas de la zona prehispánica del dios Pachacamac. Este barrio de la Ciudad de los Reyes, donde actualmente se yergue el Monasterio de las Nazarenas, casa del Señor de los Milagros, fue llamado también de la Santa Cruz, pues allí por 1624 se pintó una Cruz,

como símbolo de protección, ante las amenazas de invadir Lima, el pirata Jacobo L´Hermite Clerk. Corrían los años de 1651 y uno de los angoleños pintó sobre el muro del lugar, la imagen del Señor Crucificado para orar, presidir las reuniones de la cofradía y presentarle ofrendas. Así de simple

y con gran sencillez, nace la imagen de mayor devoción limeña y símbolo del Perú. El muro en que se pintó era en el terreno de Hernán Gonzales y servía de medianera con la casa huerta de Don Diego Tebes Montalvo Manrique de Lara.
Tiempo después por los años de 1670, el lugar quedó abandonado y Antonio de León, vecino del barrio,

decidió tributarle culto, poniendo por techo una pobre ramada y por altar una mesa de adobes. El Señor premió este gesto sanándole de una cruel enfermedad. A este primer devoto muchos le hicieron compañía en su devoción al Crucificado; y viendo que el Señor les favorecía con visibles favores, establecieron cada viernes por la noche, romerías con música y cajón.

HIMNO

EL CRISTO DE PACHACAMILLA UNA HISTORIA DE FE

Señor de los Milagros

aquí venimos en procesión