sábado, 13 de octubre de 2007

LA PROCESIÓN

LA PROCESIÓN
En todos los pueblos del mundo se han hecho procesiones. Los hebreos las hacían muy frecuentemente. Son un acto de fe. Clero y especialmente el pueblo se unen desde el origen del cristianismo en procesión.En el calendario religioso del Perú, figuran muchas procesiones, en todas ellas el pueblo vive y lleva en triunfo su venerada imagen. Sin duda, la que más resalta entre perfumes de incienso, es la del Señor de los Milagros que arrastra por calles limeñas a miles de almas. La primera procesión fue a raíz del terremoto del 20 octubre de 1687. Sebastián de Antuñano sacó una réplica de la imagen y junto a devotos congregados en su ermita, que habían buscado refugio, recorrieron las principales calles de Lima. Es así como nace la Procesión del Señor de los Milagros. Al conmemorarse el primer aniversario del terremoto del 28 de octubre de 1746, la imagen tomará la costumbre de salir el 28 de octubre, visitando calles, templos, monasterios y hasta ramadas. Hoy día, un mar morado sigue devotamente al Señor de los Milagros, portado en andas avanza lentamente. Va bamboleante y haciendo venias. De balcones antiguos y edificios modernos, decorados con guirnaldas y cadenetas con clásicos colores blanco y morado; caen lluvia de pétalos y papel picado para festejar su presencia. Repique de campanas y bombardas acompañan sus pasos. Siempre cerca al Señor, el incienso de las tradicionales Sahumadoras, como sentidos cánticos de sus Cantoras y los miembros de la Hermandad, van anillados en su clásico culto revestidos con sus moradas vestimentas y rodeados de cirios. Al sonido del "martillero" marca el paso de la procesión y a la voz de ¡Avancen hermanos! Se da el recorrido. Son pasos difíciles de imitar. Levantar el anda, es para los hermanos un dolor sublime. Con paso firme recorren las calles de Lima, Hermanos, Cargadores y Mistureros, visitando en los últimos años diversas zonas de Lima. Alfombras de flores multicolores elaboradas por Clubes de Madres y Comedores Populares de Lima y Callao, convocadas especialmente, marcan últimamente el camino del Señor. Hombres, mujeres, ancianos y niños caminan apretujados unos con otros sin importarles el calor o el cansancio. Penitentes, pies descalzos, lágrimas de fieles, plegarias al cielo e interminables aplausos dan marco a una procesión esencialmente popular. Detentes, hábitos, calendarios, rosarios, anillos, velas, cordones blancos, gorras, estampitas, son adquiridas por sus devotos. Combinados de arroz con pollo, tallarines, papa a la huancaina, están presentes. Anticuchos y picarones, provocan una gran humareda, mucho mayor que las sahumadoras. Mazamorra Morada y también el Turrón de doña Pepa, que la morena doña Josefa Marmanillo por el 1800 nos legara el tradicional dulce, producto del amase de la harina y miel de chancaca. Año a año las escenas se repiten por doquier.
Devotos cargados de emoción acompañan al Señor de los Milagros durante horas. El acompasado movimiento impreso por los cargadores del anda, da a la imagen un ritmo de humano movimiento, mientras que sus cantoras repiten el Himno al Señor de los Milagros.

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